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CAPÍTULO 25

(Donde el Apóstol da a conocer Su Sermón Sobre Sexo) (1)

Viene del Capítulo Anterior

Un día el Apóstol Catódico juntó a toda su congregación con el fin de darle a conocer Sus Enseñanzas con respecto al sexo, la castidad y el matrimonio. Al respecto, recordó la historia de la tribu de los waku-waku, un pequeño pueblo agricultor y pescador asentado en el bajo Zambeze, y la frase con la que el visir Ukelele apostrofó a su reina Mutatis - antes, rey Mutando - cuando la tribu fue sojuzgada por los portugueses de Mozambique: "lloras, mujer, lo que no supiste defender cuando eras hombre".

Mutando era rey de los waku-waku, un pueblo que observaba la costumbre de suceder a un monarca con otro de diferente género, una vez que se cumplía el plazo de cuatro cosechas que abarcaba cada reinado. En el final de su período, Mutando decidió cambiar de sexo y, gracias a la influencia de la bruja Chamuyo, logró ser elegido como la reina Mutatis.

Cuando los portugueses llegaron a la región, Mutando no los enfrentó: prefirió pactar la entrega de una parte de su pueblo a los traficantes de esclavos, a cambio de mantener a los invasores lejos de su reino. Cuando los lusitanos violaron el acuerdo y esclavizaron a todos los waku-waku, Ukelele le reprochó a la reina su debilidad con la frase antes citada.

Mutatis / Mutando vivió en Brasil hasta su muerte, en 1697. Una vez fue elegida reina del carnaval.

Algunos de los presentes interpretaron la parábola como una sátira de las aspiraciones reeleccionistas del Primer Señor. Otros descalificaron ese análisis, y citaron como prueba del desatino de esa idea la contribución que el Apóstol había hecho a la permanencia en el cargo del mismo Primer Señor. Éste finalizaba su mandato en el año 2000, pero el Apóstol había profetizado que el Fin del Mundo acaecería el 1 de enero de ese año, y había propuesto que, para evitar el Desenlace de los Últimos Desmanes, se modificara el calendario, prolongando ad infinitum el mes de diciembre de 1999. Tal fue así que, bajo el nuevo calendario, ese día era el 443 de diciembre de 1999, cuando debería haber sido - suponiendo falazmente que el mundo hubiera continuado su existencia  - el 15 de febrero de 2001. Este éxito en la demora del Advenimiento del Desenlace le había granjeado al Apóstol la gratitud eterna del Primer Señor, quien, en representación de todo el pueblo que había sido salvado del Inminente Cese del Universo, le había concedido el título de Guía Espiritual de la Nación, lo que le daba derecho a solicitar descuentos en las farmacias.

Esta discusión continuó hasta que el propio Apóstol volvió a sus ovejas al redil, recordándoles que Su Palabra no tenía comercio con los asuntos del siglo sino con la Salvación, tras lo cual se retiró a Sus Aposentos en compañía de Magdalena, la impactante adolescente rubia de formas turgentes, a quien el Apóstol conociera en la puerta de un local de una afamada casa de expendio de comida rápida. Al cerrar la puerta, el Apóstol Catódico les recordó a sus discípulos que, si bien los hombres casados viven más que los hombres solteros, los hombres casados sienten deseos de morir en mucho mayor grado que los célibes. Y los dejó reflexionando.

Horas más tarde, el Apóstol debió concurrir al canal de Palermo Chico para cumplir con una disposición judicial, llamada probation, a la que se había avenido para evitarle problemas mayores a la difusión del Mensaje de Lo Alto. Como consecuencia de esto, se había comprometido a resucitar a Leonardo Simmons, con el fin de que el fenecido locutor pudiera compartir la conducción del programa televisivo "Sábados Boludos" con Fito Cassini.

En el camino al canal, acompañado de Carnestolendo, recordó aquella frase de los sabios Jorge de Burgos y Bioy de Carlos Casares: "sólo está libre de una falta aquel que la ha cometido y se ha arrepentido de ella". Entonces le comentó a Carnestolendo que los tiempos ya estaban maduros para la Gran Siega. "Ya la historia de la manzana del conocimiento del bien y del mal ha presenciado el crecimiento adventicio de las historias de la sandía de la sabiduría y la banana de la felicidad. Ya se han cometido casi todas las faltas posibles; sólo nos queda esperar la Falta Mayor, el Tiro Penal Sobre La Hora: el Advenimiento del Adversario".

Carnestolendo permaneció en silencio durante largos y pensativos minutos, reflexionando sobre las palabras terribles. Cuando ambos llegaron al canal de Palermo Chico, debieron aguardar unos minutos en una oficina. Allí compartieron la espera con uno de los directivos del canal, un joven vestido con ropa ajustada de colores vivaces. Había algo en él que llamaba la atención, ya fuera la ropa ajustada, los colores vivaces o el hecho de que estuviera practicándole sexo oral a otro de los directivos mientras era sodomizado por un guardia de seguridad. Ante la visible incomodidad de todos, el Apóstol y Carnestolendo decidieron salir de la oficina y esperar en el pasillo.

Dijo el Apóstol: "habrás notado, mi fiel amigo, el temor que la gente del siglo siente ante el futuro indescifrable. En vez de creer en los mensajeros de Lo Alto, prefieren interrogar al provenir por los absurdos medios que hemos presenciado. Empero, Lo Alto castigará esta búsqueda crédula, dejando putitiesos a aquellos que practiquen la proctomancia".

En eso llegó uno de los abogados del Apóstol anunciando que, como "Sábados Boludos" se había quedado sin anunciante y dejaba de ser emitido, se levantaba la orden judicial de devolver a la vida a Leonardo Simmons. Cuando se retiraban, Carnestolendo preguntó al Apóstol si no hubiera debido resucitar al muerto de todos modos. "Para lo que hay que ver" respondió enigmáticamente el Apóstol, y agregó: "quien quiera entender, que entienda".

(Continúa)

(1) El lector puede saltear la lectura de este capítulo, a los efectos de un mayor disfrute de la obra.

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