XXV Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2010
Por Darío Lavia
El año pasado nos sorprendíamos con los titulares de los grandes diarios argentinos acerca del Festival de Mar del Plata. Para esta actual edición, ya curados de espanto de cualquier sorpresa, nos ha costado trabajo encontrar titulares o incluso información al respecto. En este caso, Clarín y La Nación parecerían haber copiado la idea de Cinefania para la edición anterior, en que, ya que todos los medios se quejaban de que era un "festival de la austeridad", efectuasen coberturas periodísticas "austeras". Lo contrario a esta "austeridad periodística" es, ta vez, el estilo de El Argentino, que promovió al festival en sus titulares (al menos, en el sitio web) pero destinó la mayor parte de su nota a destacar los discursos de funcionarios de turno como la directora del Instituto del Cine o el gobernador de Buenos Aires. No todo es austeridad o proselitismo y para muestra consulten Ámbito Financiero. Aunque si ud. está realmente interesado en el último grito de la tecnología más banana, puede corroborar sus virtudes (o limitaciones) en el Twitter oficial del festival.
Entre tantos y variados reflejos de lo que pasó en el Festival, a nadie se le ocurrió mencionar el excepcional acierto de haber programado films que - por el momento - ¡no están disponibles para bajar por Internet!
El festival en fotos
Bruce Beresford, por teleconferencia
Bruno Ganz en su conferencia de prensa posterior a "La Caída"
José Martínez Suárez y Dominique Sanda
Fotograma del film "Kindergarten", de Jorge Polaco
Créditos de un film de Pierre Étaix
Martínez Suárez y Alejandro Sammaritano, homenaje a Salvador Sammaritano
El realizador John Sayles
Fernando M. Peña, Álvaro Buela, Martínez Suárez en la presentación
del libro "Homero Alsina Thevenet, Obras Incompletas Tomo III"
Jerzy Skolimowski y nuestro corresponsal, Julio Uyúa
Darío Lavia, Isabel Sarli, Juan Carlos Moyano, XXV Festival de Cine de Mar del Plata
Fotografías: Julio Uyúa
Aballay, el Hombre sin Miedo
Aballay, el Hombre sin Miedo (2010) de Fernando Spiner: Aballay (Pablo Cedrón) es jefe de una partida de gauchos renegados que vive del vandalismo. En una de sus incursiones asalta una diligencia que transporta a dos pasajeros y un niño llamado Julián que, oculto bajo el asiento, es mudo testigo del asesinato de su padre. Aballay descubre al niño pero, por alguna razón, no lo mata. Un secuaz, "El Muerto" (Claudio Rissi), se rebela y deja estacado a Aballay para que muera por inanición. Los hermanos "estilitas", liderados por un prelado español (Gabriel Goity), le explican el camino de la santidad es la penitencia y es así como Aballay decide no bajarse nunca más del caballo, salvo por cuestiones "especiales" ("Aballay", el cuento original de Antonio Di Benedetto, las aclara diciendo que "no concebía penitentes a tal punto severos que se prohibieran descender a tierra por tan justificada razón"). Pasan diez años, el niño crece y se convierte en hombre (Nazareno Casero) y como tal se enamora de Juana (Moro Anghileri), que ha sido vendida como esposa al Muerto. ¿Podrá el muchacho vengarse de los forajidos que mataron a su padre y rescatar a Juana, teniendo en cuenta que El Muerto es ahora el más terrible bandido del Tucumán y que Aballay se ha convertido en un ser casi mítico que está en los rezos del pueblo? El realizador Fernando Spiner capta el majestuoso paisaje de la provincia de Tucumán y ofrece cuadros propios del western norteamericano que, traducido a la Argentina, debería ser clasificado genéricamente como un "northern argentino". Como tal, este "northern" parecería estar marcado por la constante presencia de símbolos religiosos, las acertadas caracterizaciones y acentos de los personajes, una atmósfera cercana a la épica de algunos spaghettis italianos y el acervo netamente argentino (es decir, resultante del crisol que representan la inmigración ítalo-española y el elemento originario indígena). Tal acervo, que creemos es lo más valioso del film, se percibe por encima de algunos problemas de lógica interna en la trama o bien excesos en los trucos de sangre (en una búsqueda de evocar el estilo de Sam Peckinpah). Como ejemplo recordar la simpleza y fuerza de la secuencia en que Aballay decapita al gallo de riña del Muerto para apurar su partida de una pulpería frente a la complejidad forzada del duelo entre Aballay y Julián contra el Muerto y sus esbirros.
Wake in Fright
Wake in Frigth (Despertar en el Infierno-1970) de Ted Kotcheff: Un maestro de escuela rural (Gary Bond) cierra su escuela para tomarse sus vacaciones lejos del pueblucho donde ha estado enseñando. Su propósito es llegar a Sydney donde vive su novia, pero... apenas se inicia la trama el espectador puede estar seguro que eso será tan inútil como "esperar a Godot". El maestro se toma el tren y desciende en otro pueblo, Bundanyabba, donde planea tomarse un avión. Para ello deberá primero pasar un día entero, conviviendo entre los primitivos habitantes del lugar que parecen respirar cerveza. Atraído en principio por un elemental juego de "cara o seca" que es la locura del pueblo, el protagonista gana $400.- tan velozmente como los pierde. Con un dólar en el bolsillo, intenta conseguir un empleo y sucesivamente es alojado por un vecino (Al Thomas) con cuya hija (Sylvia Kay) intenta futilmente tener relaciones y luego se marcha a la cabaña de Doc Tydon (Donald Pleasence), que le explica algunas de las reglas de esa extraña y sórdida comunidad. El clímax del film consiste en una alucinante cacería real de canguros (en una placa previa a los créditos finales, se explica que fue realizada por "cazadores profesionales matriculados por el gobierno para tal fin"). Si la cacería no consigue ahuyentar a los espectadores de estómago débil, la constante afición de cada uno de los personajes por beber cerveza en la modalidad "fondo blanco" lo hará. El film es una de esas películas malditas que nos apasionan con sus historias más allá de la ficción. Encontrada y restaurada tras varios años de labor, el film está disponible para redescubrimiento por aquellos cinéfilos aficionados al género de "morbo rural", tan bien representado por joyas cinematográficas posteriores como DELIVERANCE (La Violencia Está Entre Nosotros-1972) y THE TEXAS CHAINSAW MASSACRE (La Masacre de Texas-1974).
Breaker Morant
Breaker Morant (Después de la Emboscada-1980) de Bruce Beresford: Felizmente la justicia militar es tan perfecta e injusta como la civil. Casos paradigmáticos que lo evidencian han sido llevados al cine, como cualquier versión del paradigmático Caso Dreyfus o bien la memorable PATHS OF GLORY (La Patrulla Infernal-1958) de Stanley Kubrick. El resabio de una justicia que responde a los intereses de la Corona Británica en Transvaal no debería llamarnos la atención, si no fuera por el caso de tres tenientes australianos que son llevados a corte marcial por haber ejecutado a seis prisioneros bóers que estaban ataviados con casacas británicas. ¿Quién impartió tal orden? Lord Kitchener, comandante de las fuerzas reales (Alan Cassell). ¿Quién ordena el arresto y ejecución de los tres tenientes? El mismo Lord Kitchener. Su propósito es dar una señal de la rigidez de las normas bélicas de un imperio que no dubita en castigar a sus propios subordinados, pero también como una inequívoca señal de calma hacia el Imperio Alemán, cuyos intereses coloniales coincidían en aquella región sudafricana. Pero claro, estas intenciones, conocidas por los altos funcionarios, están lejos de ser deducidas por los tres reos (Edward Woodward, Bryan Brown y Lewis Fitz-Gerald) así como tampoco por el oficial asignado para defenderlos (Jack Thompson). El plazo dado para elaborar una defensa - de un día - así como las contínuas trabas impuestas por el presidente de la corte (Charles Tingwell), son todo un desafío para el abogado defensor, que aún así consigue impugnar a cada uno de los testigos llevados por el fiscal o triunfar en cada una de sus fundamentaciones sobre una variedad de temas cívico-militares que seguirán vigentes durante el resto del siglo XX y aún hoy acarrean polémica:
- ¿Deben ser los militares juzgados por autoridades civiles o militares?
- ¿La "guerra desigual" que implica la guerrilla está bajo las reglas de la guerra o no?
- ¿Alcanza la definición de "crimen de guerra" al fusilamiento sumario de guerrilleros, al establecimiento de campos de concentración, al cumplimiento tajante de órdenes difusas?
En su alegato final, el defensor brinda elementos para que el espectador elabore una conclusión: "la tragedia de la guerra es que estos horrores son cometidos por personas normales en situaciones anormales". Para obtener semejante climax, el realizador Bruce Beresford aplica una auténtica carga de recursos cinematográficos que alivianan la fuente teatral de "Breaker Morant: A Play in Two Acts" (del coguionista Kenneth G. Ross). El film se distingue por su excelente ambientación, las vívidas interpretaciones de los protagonistas, la inserción de flashbacks que van hilvanando los hechos juzgados y la presencia permanente de una sensación de ironía (los sospechosos son absueltos del único crimen del que sí eran culpables, la muerte de un pastor alemán; hay un ataque de boers al fuerte donde se lleva a cabo la corte marcial y los reos son liberados para combatir, negándoseles luego cualquier reconocimiento o amnistía; el carpintero ensambla los maderos para los ataudes a escasos metros de las celdas). Más allá del aparente mensaje anti-belicista, el film expone la hipocresía inglesa y el paternalismo australiano como más condenables que la propia guerra, a fin de cuentas, una necesidad de toda nación que está viva o que quiere estarlo.
Autoreiji
Autoreiji (Outrage-2010) de Takeshi Kitano: Una de las causales fundamentales de ascenso - y también de defunción- de todo tipo de personajes con poder (sean simples maleantes marginales hasta los grandes zares de las corporaciones internacionales, pasando por políticos, sindicalistas, empresarios, etc.) fue, es y será la traición. Y ese es el tema que Kitano escoge para retornar al género que lo hizo famoso en todo el mundo: el cine de gangsters japonés, conocido como "yakuza". Kitano es Otomo, un sicario con subalternos y todo que reparte sus servicios para diversas jerarquías mafiosas, cada una de las cuales quiere eliminar a la otra. La trama es tan compleja como esas viejas sagas de los '70 de Kinji Fukasaku, cuyo mejor ejemplo es JINGI NAKI TATAKAI (Batallas sin Honor ni Humanidad-1973) y consiste en la depuración de al menos una docena de personajes, entre secuaces, subjefes, zares e incluso, un ridículo funcionario de embajada. Los métodos, tácticas y estrategias de cada uno; las violentas torturas, tanto sugeridas (los yakuza debe cercenarse un trozo de dedo meñique en señal de perdón) como infringidas; las ejecuciones o persecuciones, impiadosas y metódicas; todo está friamente representado, en entornos modestos (una oficina, un bar, un baño turco, las "oficinas" de los mafiosos...) con diálogos escuetos, significativos y una agresividad permanente, desde el trato entre camaradas hasta, desde luego, los enfrentamientos entre adversarios. ¿Hay mucho por decir en este género? Probablemente, lo esencial haya sido dicho en los años '60 y '70, y lo que quedaba en el tintero, lo dijera el propio Kitano en su VIOLENT COP (Policía Violento-1989) o BROTHER (Hermano-2000). Pero este Kitano otoñal y cansino vaya que mantiene el sentido del ritmo, la tónica de la violencia por la violencia y la sed de poder por encima de toda lealtad y respeto.
Programa de Cortos - Salvador Sammaritano
Tras una emotiva presentación a cargo de amigos, colegas y hasta el propio hijo de ese gran propulsor del Cine que fue Salvador Sammaritano, fundador del eterno Cine Club Núcleo y presentador del ciclo televisivo Cine Club, hemos visto una excepcional selección de cortometrajes:
CRUEL, CRUEL LOVE (Cruel, Cruel Amor-1914) de Mack Sennett y George Nichols, corto de la Keystone con Charles Chaplin en su etapa previa al celebérrimo Vagabundo interpretando a un pícaro enamorado que cree haber sido envenenado por un mayordomo y empieza a pegar unas volteretas muy cómicas.
THE BRIDGE (El Puente-1929) de Charles Vidor: Este cortometraje mudo tiene el mérito de ser la primer adaptación que el cine hace de Ambrose Bierce. Protagonizado por un tal Nicholas Bela, actor húngaro que se puede ver en DRACULA (1931) como uno de los pasajeros del coche donde viaja el Renfield de Dwight Frye rumbo a su cita con el Conde Bela Lugosi, consiste en el primer trabajo de su director, el joven (también húngaro) de 28 años Karoly Vidor, conocido ya por entonces como "Charles Vidor". La historia es adaptada de "An Occurrence at Owl Creek Bridge" (El Puento Sobre el Río del Búho), y muestra a un hacendado durante una Guerra Europea, su caéda en manos del enemigo que trata de ajusticiarlo, y la milagrosa rotura de la soga de la horca, que posibilita su escape hacia la libertad, el cual se revela al final como ilusorio.
IMAGES POUR DEBUSSY (Imágenes para Debussy-1951) de Jean Mitry: A lo largo de 22 minutos, el teórico Jean Mitry nos propone "ver" en pantalla cuatro composiciones del inmortal Claude Debussy. "En Bateau", "Arabesques", "Reflets dans l eau" y "Arabesques en Sol" nos permiten aprecian la consonancia entre notas musicales y montaje a través de todo tipo de planos de superficies de lagos o ríos que reflejan el cielo, los árboles o bien la realidad.
MOTO PERPETUO (1959) de Osías Wilensky: Premiado durante el II Festival de Cine de Mar del Plata, la impresión del corto, cincuenta años después de su proyección, es la de estar frente a un equivalente - menor y ceñido a Buenos Aires - de BERLIN: DIE SINFONIE DER GROSSTADT (Berlín: Sinfonía de una Gran Ciudad-1927) de Ruttmann. El realizador insinúa solidez en la amalgama entre montaje y música y, algo esencial, buen sentido del humor fílmico.
EL AMIGO (1960) de Leonardo Favio: Rodada con dos latitas sustraidas a Leopoldo Torre Nilsson, EL AMIGO es un excelente precedente en que Favio demuestra un precoz dominio de la puesta y una importante preocupación por narrativa social y estética que solo tenían por ese entonces, los grandes de verdad. La trama es la de un humilde lustrabotas infantil (Oscar Orlegui), que se imagina tener el autito de juguete que le ostenta un niño de familia acomodada en un parque de diversiones.
QUEMA (1962) de Alberto Fischerman: Un linyera se levanta y sale de su carpa rumbo a un basural. En su recorrida narra en off las alternativas de la gente que vive por y para la basura, incluyendo aspectos realmente perturbadores de los eslabones más precarios de la sociedad, inexplorados por lo general en la historia argentina y que, merced a la actual crisis social, poseen una pasmosa vigencia que permite un sustancioso tema de conversación.
Essential Killing
Essential Killing (Asesinato Esencial-2010) de Jerzy Skolimowski: La historia no podría ser más simple. Un soldado talibán (Vincent Gallo) vuela a tres americanos con un misil y es capturado por las tropas americanas, interrogado y extraditado con esos típicos overoles anaranjados que caraterizan a los reclusos de, por ejemplo, Guantánamo. El camión que lo transporta cae en la nieve - al mejor estilo THE FUGITIVE (El Fugitivo-1993) - y nuestro protagonista inicia su huida en la nieve. El relato nos refiere las peripecias - a veces desventuradas - del talibán que mata a sangre fría, huye en camiones o a pie por el bosque, es perseguido por soldados y perros y hasta ingiere, llevado por el hambre, unas moras que le hacen alucinar. En un momento culminante, en pos de alimentarse, se le prende del pecho a una madre que amamantaba a su bebé. Una sordomuda (Emmanuelle Seigner) es la única que le presta ayuda. La trama en si parece importar menos que los hechos narrados en tono de denuncia. Inteligentemente el realizador balancea las violaciones a los derechos humanos de los militares americanos en el Golfo Pérsico con las salvajes agresiones no a los derechos sino directamente a la vida por parte de quienes pretenden estar llevando a cabo la voluntad de Alá en la Tierra. La solvencia en imagen y música está algo desbalanceada con respecto al potencial narrativo, resintiéndose con varios sucesos no muy convincentes. El resabio será positivo para aquellos espectadores que primen formas sobre contenidos.
Bedevilled
Bedevilled (Endemoniada-2010) de Jang Cheol-So: Así como el Japón ensalzó en la recordada HADAKA NO SHIMA (La Isla Desnuda-1962) - ese magnífico film de Kaneto Shindo- el laborioso sacrificio de una familia en pos de vivir de la tierra, Corea no podía ser menos y expone en este modesto pero sólido slasher rural una suerte de reflejo grotesco de esa Isla Desnuda. La trama comienza con el viaje de Hae-Won (Ji Sung-Won) que, por complicaciones laborales, sale de Seul rumbo a una isla donde pasó parte de su infancia. En la isla vive su amiga de niñez, Bok-Nam (Seo Yeong-See), que se ha pasado largo tiempo escribiéndole a Hae-Won para que vaya a visitarle sin recibir la menor respuesta de su supuesta amiga. Al llegar a la isla Hae-Won nota que la piel de su amiga, así como también del marido y cuñado de ésta, abuela y tías, es de un color zanahoria fuerte (ellos explican que el agua de Seul provoca el blanqueamiento de la piel). No pasa mucho tiempo que se plantea el conflicto, el férreo dominio de la antipática abuela sobre la voluntad de todos; la agresiva conducta del marido de Bok-Nam, que permite que su hermano retardado la viole mientras él hace traer una prostituta de tierra firme para evacuar sus pulsiones no resueltas; y la peligrosa tendencia de la hijita de Bok-Nam a querer pintarse las manos y los labios para agradar a su padre - que hace temer a Bok el peligro de abuso. La única chance de salir de ese infierno es Hae, pero ella se niega a ayudar y hasta desconfía de que tal situación sea real. El clima opresivo estalla y como buen slasher, el estallido es sangriento y no tendrá freno hasta los títulos de crédito. La trama está llevada todo lo metódicamente posible como para justificar mínimamente las conductas y reacciones exageradas de los isleños y de la propia Bok-Nam. El denso y túrgido componente psicológico de los personajes está supeditado a que sea catalizado por la sangre derramada y los aficionados a dichos espectáculos no quedarán para nada insatisfechos.
Las Tierras Blancas
Las Tierras Blancas (1959) de Hugo del Carril: Hugo del Carril, cantor del pueblo, peronista y uno de los grandes actores y directores de cine argentino, emprende un interesante desafío: rodar un film de testimonio social ateniéndose a las agobiantes limitaciones políticas del momento. La trama está ambientada en el riñón de la provincia de Santiago del Estero denominada "Tierras Blancas" por la imposibilidad de sembrar nada cosechable. La pobreza del suelo es paliada con algo de pesca, eventuales changas, el contrabando y la breve bonanza que implica el proselitismo de un tal "Partido de la Tradición Nacional" que ofrece "Paz, Prosperidad y Trabajo". El protagonista es un paisano (Ricardo Trigo) que, con su esposa e hijo (Amanda Silva y Carlitos Olivieri), ocupa un ranchito abandonado y, para mantener a los suyos, debe prestarse a hacer "changas" para Soriano, un contrabandista de cuidado. Un buen día llega el Natalio (Hugo), el propietario del ranchito, que ha purgado dos años en prisión luego de ser inculpado por el puntero político Artaza. Antes del desenlace - durante una kermesse patrocinada por el Partido - el film nos ofrece el retrato de la pobreza más extrema. Hay una crecida del río y la posterior evacuación supervisada por una unidad del Ejército; la mujer del Natalio, Angelina (Nora Palmer), ha tenido que prostituirse para mantener a su bebé; el niño (Olivieri), que ayuda al pescador, establece un lazo de admiración y afecto con el Natalio; el mundo de los niños como reflejo positivo del de los adultos; la manipulación de los peones, a quienes se les promete mucho pero los políticos pasan y los pobres siguen igual; el trabajo golondrina; el hambre; la denuncia social. El film ha sido restaurado y se ve en su original y glorioso blanco y negro, lo que nos permite apreciar el impresionante trabajo de cámara, la digna adaptación y diálogos de Eduardo Borrás sobre la novela de Juan José Manauta (que interpreta el personaje del maestro de escuela) así como la integración perfecta del drama humano con el hostil, agresivo, infernal escenario natural.
Money Movers
Money Movers (Asalto al Camión Blindado-1978) de Bruce Beresford: El inicio es poco alentador. Un grupo de rufianes disfrazados con caretas de goma asalta y roba el dinero de un camión de caudales mientras dos de los guardias habían ido a comprar un sandwich. Ud. dirá - con toda la razón - "esto semeja un episodio de la serie S.W.A.T." y sus esperanzas de ver un gran film se evaporan. Sin embargo, con el correr de los minutos, la trama se va complicando, aparecen personajes sospechosos, hay giros imprevistos y la violencia - basada en puñetazos, patadas, amputaciones y balazos - va aumentando la temperatura cinematográfica. Tal y como en los grandes clásicos del género, la trama se construye a través de diversos puntos de vista: - Guardias de seguridad de una transportadora de caudales que elaboran un plan perfecto para robar 20 millones de dólares; - Directivos de la empresa que, en su calidad de patronal, se preocupan por la seguidilla de robos; - Gremialistas y empleados sindicalizados de dicha empresa, que desaprueban cualquier innovación o cambio en el modo de trabajo; - Detectives de policía, que ofrecen sus "servicios privados" a la empresa; - El "inversor", un empresario del hampa que coacciona a los ladrones para financiar el golpe y quedarse con la parte del león; - Un agente de seguros infiltrado, ya que la que paga los robos es siempre la Aseguradora; El resultado es un interesante film noir moderno, con cotas de violencia al estilo Peckinpah, planificación criminal al estilo Huston - Kubrick y una inusitada tensión desplegada en un impecable tiroteo final.
Akmareul Boattda
Akmareul Boattda (Yo Vi al Diablo-2010) de Kim Ji Woon: ¡Park Chang-Wook lo ha hecho nuevamente! Ah... no, perdón, quisimos decir Kim Ji Woon. Lo que pasa es que el film que nos ocupa tiene los elementos que son habituales en las odas a la venganza y sus contraindicaciones que son requisito en la filmografía de Chang-Wook: la presencia del actor Choi Min-Sik como personaje que es eje de una venganza, sus derivaciones y consecuencias psicológicas. La trama se inicia con el asesinato de una joven embarazada, su posterior desmembramiento y el hallazgo de trozos de su cadáver. El prometido y el padre de la víctima son el detective de policía Dae-Hoon (Lee Byung-Hun) y un antiguo jefe de la policía, respectivamente. La tragedia es irreparable, pero Dae-Hoon pretende vengarse. Para ello obtiene datos de los cuatro sospechosos y se aboca a seguirlos y castigarlos. Luego de dos ataques, Dae-Hoon da con los familiares del asesino (Min-Sik), y comienza a perseguir a su presa, con lo cual la trama pone en pantalla la primera fase de su temática esencial, la caza deportiva del hombre por el hombre. El detective, en carácter de incógnito, comienza a acechar al asesino y lo sigue hasta un invernadero donde impide la violación de una colegiala y logra introducir en el ducto digestivo de su víctima un dispositivo de GPS, lo que le permitirá posteriormente seguir a la presa a considerable distancia. Como fases en que esta trama evoluciona podemos referir: - El detective se dedica a neutralizar cada uno de los ataques del asesino, moliéndolo a palos e infringiéndole quebraduras, torceduras, quemaduras y todo tipo de traumatismos. - El asesino se entrevera en su huida con otros asesinos seriales de menor valía (dos rufianes que robaron un taxi; un obeso que come carne humana), con lo cual el detective liquida asesinos no buscados, - El asesino excreta el GPS y los roles se invierten, con la víctima convirtiéndose en victimario y amenazando con una retaliación que puede provocar nuevas víctimas inocentes. Todo el argumento está teñido de de numerosos toques de humor negro que en nada conspiran contra las varias secuencias de tensión. El director, especialista en volcar escenas de violencia dirimiendo sabiamente entre mostrar y sugerir, construye así una espiral de violencia y venganza, como hemos dicho, sobre elementos no tan originales, pero con inquietud constante, nada de previsibilidad y el desenlace morboso ideal. Para la polémica queda decidir si tantos films de venganza no sean una crítica a esa autodestructiva tendencia a salvaguardar el honor y el respeto del buen nombre: los japoneses son maestros en tales lides y los coreanos - siendo foráneos - válidos críticos de tan despiadada costumbre.
Le Grand Amour
Le Grand Amour (Ese Loco, Loco Deseo de Amar-1969) de Pierre Etaix: Se lee que Etaix recogió el legado de Jacques Tati y éste, a su vez, el de Stan Laurel. Por propiedad transitiva, nos ha sido dable comprobar que Pierre Etaix mantiene la técnica del humor gestual tan desarrollada por el eterno Flaco y, por supuesto, estructura cada gag con una auténtica coreografía cinematográfica donde cada detalle es milimetrado en pos de producir el exacto efecto buscado. Pero Etaix va un paso más allá y aumenta la apuesta pretendiendo que los gags pivoteen sobre las fibras humanas que todo espectador posee y no sobre el humor por el humor de Tati (y tantos otros). En tal sentido, Etaix inicia el film con una atrevido combinación de plano secuencia con travelling dentro de una iglesia que antes o después es salpicado por flashbacks, secuencias imaginarias, flashbacks de realidad alternativa, flashforwards y toda una batería de recursos cinematográficos de lo más elaborados. Tras un matrimonio de diez años Pierre está hastiado y, luego de conocer a la joven Agnes, su nueva secretaria, un in crescendo de intolerancia con respecto no solo a su esposa Florence sino también a su suegro (dueño de una curtiembre que ahora maneja el propio Pierre) y, especialmente, a su insoportable suegra. Hay secuencias memorables: Pierre conoce a la familia de Florence; Pierre es presentado con Agnes; la secuencia onírica de las camas rodantes; la subjetiva de Pierre haciendo una suma y dando un recado a Agnes; la confesión amorosa de Pierre a su antigua secretaria; el consejo del amigo de Pierre sobre como abandonar a su esposa o bien como seducir a la joven Agnes... el guión, coescrito por Etaix y el gran Jean-Claude Carriere, es un innumerable muestrario de ideas originales, una asombrosa galería de gags, algunos soberbios triunfos de puesta en escena, otros ampulosos y no tan hilarantes, pero seguramente ninguno insatisfactorio.
Robert Mitchum est Mort
Robert Mitchum est Mort (Robert Mitchum Está Muerto-2010) de Olivier Babinet y Fred Kihn: Un joven con labio leporino, Franky (Pablo Nicomedes), es un actor inepto salvo que interprete cierta escena film noir. Haciéndola es superior a Brando, Widmark o... Mitchum (cuyo nombre titula la película aunque no aparezcan mayores referencias). Un rufián, Arsene Meyer (Olivier Gourmet), ilusionado con el éxito de Franky, comienza un viaje junto al protagonista en busca de llegar al exótico festival del círculo polar donde puede entrar en contacto con cierto productor con apellido de vodka que puede significar el camino a la fama. El film de carreteras, las ilusiones y las decepciones, las anfetaminas y los somníferos, la vida nocturna de la noche diurna del Artico... en fin, hay muchos elementos interesantes, salvo, como hemos dicho, Robert Mitchum que brilla justamente por su ausencia. Hay algunos hallazgos (Franky y una estudiante de cine, el morocho Bakary Sangaré de la Comedia Francesa y sus extravagantes números musicales, las entrevista con productores y maestros de cine) pero la languidez de esta ruta al norte es casi la de la vida misma.