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APUNTES PARA UNA REFLEXIÓN SOBRE EL WESTERN

Algunas ideas sobre uno de los géneros cinematográficos por excelencia de una época que parece haber pasado… o tal vez ha mudado de piel y ya no lo reconocemos como tal. [Publicado en agosto de 2010 en Televicio Webzine].

“Mientras miro las nuevas olas / yo ya soy parte del mar”. Charly García, Mientras miro las nuevas olas, 1980.

APROXIMACIÓN A UNA DEFINICIÓN

El problema de definir un género artístico (ya sea literario, fílmico o musical) es en definitiva un problema filosófico, la polémica entre Platón y Aristóteles: cada artista es un mundo propio, cada obra de cada artista es un mundo propio. ¿Hasta qué punto es lícito, por ejemplo, considerar válida a una etiqueta como “ciencia ficción”, que admite en su seno a obras radicalmente diferentes como “ 2001” y “Star Wars”? La novela “Solaris”, de Stanislaw Lem, cuyo tema es la imposibilidad de comunicarse con una inteligencia no humana ¿es la misma obra que su versión cinematográfica dirigida por Steven Soderbergh, cuyo tema es el anhelo de revocar el pasado y derrotar a la muerte?

Creo que los géneros tienen un carácter provisional y en buena medida ficticio, en tanto que son un esfuerzo de abstracción a partir de fenómenos culturales vivos y abiertos al cambio. Dicho esto, podemos abordar ahora alguna reflexión sobre lo que se entiende por western, sabiendo que toda definición deberá ser tomada con pinzas.

La sabiduría colectiva de la especie humana, por obra de los anónimos redactores de la entrada correspondiente a Western” en la edición en lengua inglesa de Wikipedia, nos sugiere que éste es un género que narra historias ambientadas en el Lejano Oeste de los Estados Unidos, en una época que por lo general se define como comenzada con el fin de la Guerra de Secesión (1865) y acabada con la masacre de los sioux en Wounded Knee, Dakota del Sur (1890). Durante la mayor parte de esos años, el imperio del poder estatal norteamericano en dichos extensos territorios fue apenas nominal, rigiendo la ley del más fuerte: empleando palabras de Thomas Hobbes en el Leviatán (1651), la vida era allí y entonces "solitaria, pobre, desagradable, brutal… y breve". El héroe de dichas historias, descendiente remoto del caballero andante de los relatos medievales y pariente lejano de los rōnin del período feudal japonés, es un vagabundo solitario que recorre a caballo aquellas planicies, confiando solamente en su astucia y en su habilidad con las armas de fuego.

Otros personajes suelen ser los miembros de las tribus de pueblos originarios, definidos mordazmente por Ambrose Bierce (contemporáneo de estos sucesos) como “seres de escaso mérito que entorpecen el suelo de un país recién descubierto. Pronto dejan de entorpecer; entonces, fertilizan”. A medida que el tiempo pasa, los aborígenes (por lo general siouxs, apaches o comanches) son gradualmente desplazados por los primeros colonos provenientes del Este, por lo general en feroz competencia tanto con los pueblos originarios como con los terratenientes ganaderos y los propietarios de los ferrocarriles, llamados transparentemente robber barons (“barones ladrones”). La presencia del Estado es, como decíamos, débil: a menudo el Estado es apenas un comisario de policía (sheriff), muchas veces menos el representante de la ley que el principal responsable de que ésta no se cumpla.

DEL LEJANO OESTE A RUSIA Y DEL JAPÓN AL CONURBANO BONAERENSE

Como el lector atento sabrá apreciar enseguida, una vez que se quitan del análisis las circunstancias de tiempo y lugar, es extremadamente sencillo extrapolar a otros tiempos y otras locaciones algunos ejes temáticos del western… como proceder en el sentido inverso. “Por un puñado de dólares”, el memorable Spaghetti Western de Sergio Leone, es una versión de “Yojimbo” de Akira Kurosawa, que a su vez parece una relectura en clave samurai de “Cosecha roja”, excelente novela policial de Dashiell Hammet ambientada en los años 1920 en una pequeña ciudad de… Montana. (En verdad, la obra de Hammett es un western fuera de la época convencional). “Asalto al Precinto 13”, de John Carpenter, es ni más ni menos que la inolvidable “Río Bravo” de Howard Hawks ambientada en los ’70 en un barrio angelino tan peligroso que, podríamos decir citando al Bambino Veira, “ahí asaltaban a Rambo”. “Mad Max II” remplaza las planicies del Oeste a fines del siglo XIX por los desiertos de Australia en un futuro posapocalíptico. “Calles de fuego” de Walter Hill es una compleja ecuación (que incluye variables independientes como los filmes de pandilleros y la imaginería del rock and roll de los años 1950) en la que Tom Cody (Michael Paré) bien podría haber sido un veterano de la Guerra de la Secesión, y Raven (Willem Dafoe) un pistolero como los de “A la hora señalada” / “Solo ante el peligro”. El lector podrá completar esta lista con los ejemplos adicionales que desee: sólo deseo agregar un vínculo a una nota de mi autoría sobre los Österns, filmes soviéticos que trasladaban las historias de los western a las estepas del Asia Central en los años inmediatamente posteriores a la versión rusa de la Guerra de Secesión, la guerra civil de 1917-1923. 

Un último inciso: la influencia del western puede ser más sutil, y ser detectable aún en películas que no tienen nada de western. ¿O no es una escena típica del Lejano Oeste la del disparatado saloon de Mos Eisley en “Episodio IV”? ¿O no es Han Solo la viva imagen de un vaquero, al que sólo le falta el sombrero Stetson? ¿O no es el solitario y violento Snake Plissken el prototipo del pistolero que se acerca al pueblo, cumple con la tarea que se le encarga y se va? ¿O no tiene mucho de Spaghetti Western (por empezar, el protagonista, Clint Eastwood) el filme “El botín de los valientes”, por otra parte un título infinitamente superior (y mucho más Western) que el original “Kelly’s heroes”? ¿Acaso no es un western en ritmo de cumbia “Un oso rojo”, la película de Adrián Caetano en la que un ex presidiario trata de asegurar el futuro de la hija que no pudo ver crecer y a la vez tomar venganza de la traición de sus antiguos socios en el crimen? ¿El final no es un típico final de western? ¿No tiene un aire al de “Más corazón que odio” de John Ford?

A lo mejor, no es que el western haya desaparecido: es que sus mecanismos se han integrado tanto al lenguaje cinematográfico que ya no lo distinguimos.

EL JINETE PÁLIDO

Sería un tema interesante de discutir la lenta decadencia del género, aunque dejaremos eso para otro día. Sí podría anticipar que los primeros síntomas de esta decadencia podrían ser detectados en el estreno de los primeros western que representan una vuelta de tuerca, siquiera módica, sobre sus convenciones: digamos el citado “A la hora señalada”, que es de 1952 (“el filme más antiamericano que vi en mi vida”, dijo famosamente John Wayne), digamos “Johnny Guitar” de 1954, y su curiosa reversión de arquetipos sexuales. También podríamos hablar de la renovación que representó el Spaghetti Western en la década de 1960, con sus héroes amorales, su violencia desatada y su abierto cinismo. O de cómo ciertos fantasmales personajes de Clint Eastwood (el de “Infierno de cobardes” / “La venganza del muerto” en 1972, el de “El jinete pálido” en 1985) parecen simbolizar la resistencia del género a dejar de existir. O de cómo un enorme filme como “Los imperdonables”, también de Eastwood, revisita autoconscientemente el género (recordar el paródico personaje del biógrafo Beauchamp) para desmontar el mito y tratar de acercarse (hasta donde eso es posible) a la verdad desnuda.

Pasa que estoy escribiendo estas líneas una fría tarde de sábado de fines de julio, y el chico que fui se acostumbró, a estas horas, a dejar todo lo que estaba haciendo para sentarse frente a una pantalla y dejarse acompañar por Will Kane, Amy Fowler, Helen Ramírez, Frank Miller, Jesse James, Toro Sentado, Shane, William Munny, Rowdy Yates, Vienna, Gerónimo, Buffalo Bill, Jim West, Audra Barkley, Ethan Edwards, John Chance, Billy The Kid, Pat Garrett, Little Bill Daggett, Ned Logan, Rita Escobar, Bret Maverick, Ringo Kid, Ben Cartwright, Tom Doniphon, Liberty Valance, Manolito Montoya, Cole Thornton, Victoria Cannon, George Custer, Kirby York, Douglas Mortimer, Bob el Inglés, Tuco, Sentenza y una extensa serie de personajes buenos, malos y feos.

Sabrán disculpar.

 

LECTURAS ADICIONALES

How the Western was won” (en inglés). A O. Scott, New York Times, 11 de noviembre de 2007.

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