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Más comentarios de discos aquí.


DISCO BRAILLE DICIEMBRE 2010
EL PERFUME DE LA TEMPESTAD
Indio Solari - DBN 2010
Había una vez una banda de La Plata llamada Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, que comenzó haciendo unos rockitos que hechizaban por su frescura, celebrando que había una fiesta por vivir. Esa banda fue evolucionando hacia un concepto de canción de rock algo más complejo, con letras muy personales,enriquecidas con lo que parecía el argot de una Buenos Aires cyberpunk. Los años fueron pasando, y la música y las letras de esa banda se fueron haciendo progresivamente más oscuras. Un día el grupo implotó, y el líder de ese combo emergió de ese final abrupto entrado en años, obsesionado con su propia mortalidad (basta repasar las letras de sus dos álbumes solistas previos). Su tercera obra es algo así como la banda de sonido de una metonímica tempestad que ya se adivina entre nosotros: tanto, que el disco termina con el ruido que la lluvia hace al caer. De los comienzos en La Plata apenas quedan rastros ya.
Esa metonímica tempestad en ciernes se deja leer de diversas maneras según las canciones: en clave de Apocalipsis ecológico ya inevitable ("¡Todos a los botes!"), de angustia ante nuestra irredimible condición mortal ("No es dios todo lo que reluce"), de pavor ante el terrorismo tuneado para horrorizar a través de la matriz mediática global ("Satelital"), de destino de hierro de quien precisamente a hierro mata ("Torito es muerto"), de potencial distópico de la biotecnología ("ZZZZZZZ…..") y de un Fin del Mundo íntimo, el Fin del Mundo que sobreviene con el fin del amor ("Ceremonia durante la tormenta", "Black Russian", "Una rata muerta entre los geranios"). El mood es fatalista: el protagonista de "Submarino soluble" (!) se percibe “yendo al muere”, a merced de los acontecimientos. Sólo "Vino Mariani" y "El tábano en la oreja", dos sarcásticas viñetas del showbiz, escapan al tono general por medio de la ironía de sus letras y el aire juguetón de sus arreglos.
Musicalmente, las canciones son ricas en texturas, más bien barrocas, con varias capas de instrumentos y con algunas alusiones guitarreras llamativas (a Pete Townshend de The Who en la apertura, a The Edge de U2 en "Black Russian"). La voz del Indio se escucha poderosa y expresiva como siempre, y la banda es un verdadero lujo, en especial Baltasar Comotto
.

 

DISCO BRAILLE SETIEMBRE 2010
THE SUBURBS
Arcade Fire - Merge 2010
En épocas en las que el concepto mismo de álbum está la defensiva, “The suburbs”, tercer disco de la banda texano – canadiense Arcade Fire, demuestra que todavía es posible pensar en obras que vayan más allá de la más o menos azarosa colección de canciones. El concepto del disco me recuerda la agridulce referencia al “páramo de la adolescencia” de "Baba O’Riley" de los Who, enriquecido por la adopción de puntos de vista múltiples: si en algunas canciones es un adulto joven el que revisita su pubertad sin caer en la condescendencia (la balada acústica "Wasted hours") en otras es el adolescente el que parece tener reproches que hacer al adulto en que se convirtió (el folk rock a la Tom Petty "Modern man"); en cambio, en "Sprawl II (Mountains beyond mountains)" ambos parecerían cantar a coro “en el negro río brillan las luces de la ciudad / nos están gritando / ‘¡no necesitamos personas como ustedes!’”. Esos versos delinean otro de los ejes del disco, la decadencia del paisaje suburbano como reflejo de una crisis vivida con desesperanza: "Half light II (No celebration)" y su alusión a la pasada al “derrumbe de los mercados”; el tema que da nombre a la placa y su desengañada reflexión de que “¿puedes entender / por qué quiero una hija mientras soy joven? / Quiero tomarle la mano / y mostrarle algo de belleza / antes de que todo el daño se haya consumado”.
Musicalmente, la banda se permite algunas efusiones rockeras ("Empty room", "City with no children", "Month of May") que maticen su melancólico pop barroco de pequeña orquesta rockera. Falta el hit a la "Wake up" o "My body is a cage", maravillosos puntos altos de los discos anteriores, pero el resultado es claramente de lo mejor del año.

 

DISCO BRAILLE AGOSTO 2010

THIS IS HAPPENING

LCD Soundsytem - DFA 2010

El tercer disco de James Murphy (el Clark Kent detrás del Superman / LCD Soundsystem) redondea una trilogía que está entre lo mejor que se ha producido en lo que va de este siglo, más allá de estar un escalón por debajo de su predecesor, "Sound of silver", de 2007. "This is happening" tiene un aire a obra conceptual acerca del paso del tiempo visto por un cuarentón que todavía conserva su espíritu juvenil ("todos son cada vez más jóvenes / es el fin de una era") y del fin del amor en una pareja (varias letras giran alrededor de ese eje temático). El problema de las letras de Murphy en esta ocasión es cierto convencionalismo que a veces apunta alto sin dar en el blanco, y que contrasta con el brillo musical de la mayoría de los temas, por lo general bailables (irresistiblemente bailables) resultantes de un batido de pop, funk, disco y electrónica que derrocha buen gusto.

"Dance yrself clean" tiene un comienzo bastante tranquilo, reflexivo, que crea el clima justo para que un sorpresivo cambio le dé una vuelta de tuerca al tema. "Drunk girls" es el tema de difusión y responde adecuadamente a las expectativas de lo que debe ser el tema de difusión de un disco de LCD Soundsystem. "All I want" tiene un aire a “Heroes” de David Bowie tan extrañamente marcado (en especial la línea de guitarra, tan Fripp) que suena a cover encubierto. "I can change" es la quintaesencia del pop: un tema pegadizo y bailable, con una letra emocionalmente cargada acerca del terror a perder a la persona amada por cambiar... o por no poder hacerlo. "You wanted a hit", tras un comienzo reposado, muta a pop electrónico sobre una letra que se burla de las presiones de la industria. "Pow pow" es un  funk electrónico para pista de baile, y cierra el álbum Home”, una canción electro disco que se pregunta qué pasa cuando "sentís miedo de aquello que necesitás".

 

DISCO BRAILLE JULIO 2010: BLUES DEL INVIERNO AUSTRAL

El blues, como el tango, es un género que presupone madurez, canas, arrugas: sus secretos musicales no se entregan sino a quienes dedicaron su vida a desentrañarlos, los protagonistas de sus letras suelen vivir abrumados por la doble carga de un pasado difícil y un futuro avaro, sus cultores más reverenciados han sido siempre hombres (o mujeres) mayores. Los jóvenes que se destacaron en esos géneros lo hacían impostando esa madurez sobreentendida: incluso el lamento juvenil del “Young man blues” de Mose Allison (cuya versión más famosa es la de The Who) se apoya en la evocación de que “en los viejos tiempos / cuando un joven era un hombre fuerte / toda la gente se hacía a un lado / cuando pasaba caminando”. Ese aspecto otoñal del blues rima con estos días de invierno austral: tal vez por eso el azar, esa forma de orden cuyas reglas ignoramos, quiso que estos días escuchara tres discos que trazan un viaje musical que parte del blues y llega a esta primera década del siglo XXI, “Mojo” de Tom Petty & The Heartbreakers, y “Horehound y “Sea of cowards” de The Dead Weather.

“Mojo” (Reprise Records, 2010) es un disco de sonido bien clásico, grabado en directo con apenas sobregrabaciones, tan relajado que se permite prescindir de hits. La voz de Petty se parece cada vez más a la de Bob Dylan; la guitarra de Mike Campbell nunca sonó tan sabia; el resto de la banda toca como lo hace una banda que lleva décadas siéndolo. Hay blues acelerados como “Jefferson Jericho Blues” (que abre la placa por todo lo alto) y “Candy” (que recuerda a Creedence); country blues como “U. S. 41” ; rock zeppeliniano como “I should have known it”; blues valseado como “First flash of freedom”, con zapada algo larga y autoindulgente incluida; blues de Chicago como “Takinmy time”; un tema con más de un aire de familia a “L.A. woman” de The Doors como “Let yourself go”; una balada romántica con solo de guitarra slide como “No reason to cry”; hasta un reggae (“Don’t pull me over”).

Pero el mejor tema de la placa es la balada “The trip to pirate’s cove”, cuya letra y música abonan ese lugar común de que, si hay una banda cuyas canciones virtualmente exigen ser escuchadas durante un paseo en automóvil en el ocaso, esa banda es The Heartbreakers: es la pequeña historia de un viaje en auto de un par de trabajadores rurales por California, de la noche que pasaron en un hotel con unas damas cuando debieron detenerse en la pequeña ciudad de Santa Cruz por un problema mecánico (“mi amigo dijo ‘no me gusta la mía / qué te parece si cambiamos”), de sus consiguientes problemas con la ley, de cómo debieron abandonar a una mujer “que estaba más o menos buena / aunque un poco madurita” y de irse “conduciendo en el atardecer” rumbo a la cosecha porque “todo lo que tengo es una monedita canadiense”.     

Cierra “Mojo” adecuadamente “Good enough”, un bello blues lento (“y si un día como éste / no vuelve a haber / bueno, está bien / está bien para mí”).

“Horehound” (Third Man, 2009) es el primer disco de Dead Weather, la banda que formaron el guitarrista y tecladista Dean Fertita, el bajista Jack Lawrence y el ¡aquí baterista! ex The White Stripes Jack White de The Raconteurs, más la vocalista Alison Mosshart de The Kills. El sonido del disco no es aquí clásico como en “Mojo”: las canciones de Dead Weather están construidas a partir de viejos riffs bluseros a la Led Zeppelin pero el enfoque musical pasa más bien por el metal y el noise rock, con la batería muy al frente, que se luce con frecuentes y oportunos cambios de ritmo o de tempo (probablemente la razón por la que White se interesó por cambiar de instrumentos). Las letras son oscuras, evocadoras del imaginario gótico sureño, y suelen retratar relaciones disfuncionales cargadas de erotismo (“sos tan cruel y desvergonzado, pero no puedo dejarte”).

Se destacan los poderosos temas inaugurales "60 feet tall" y "Hang you from the Heavens" (“nunca sé en qué onda estás / sé mío, sé cortés o sé cruel conmigo / me estoy alejando ahora / un paso adelante y tres atrás”). Sin ser especialmente memorable, llama la atención "I cut like a buffalo", una especie de reggae con teclados tan Ray Manzarek que hacen extrañar que no surja de los parlantes la voz de Jim Morrison. Otros temas interesantes son el blues "So far from your weapon", el hard rock "Treat me like your mother", el cover de Bob Dylan "New pony" (de “Street legal”) y la tempestad eléctrica de "No hassle night". El tema final del disco es, sí, un blues con piano y guitarra acústica bastante tradicional, "Will there be enough water?".

Sea of cowards(Third Man, 2010) es un poquito menos blusero que su predecesor pero igual de abrasivo, y con mayor presencia de sintetizadores; además, Jack White (¿hay algo en el terreno musical que este muchacho haga mal?) pasa a cantar casi tanto como la Mosshart. Las letras siguen la línea de erotismo feroz del disco anterior: en “Gasoline” refulgen versos como “no necesito un amorcito, cariño / necesito una máquina” y "te amo más que a nada / te amo cuando estás tan cerca de mí que puedo oler la gasolina" . El disco abre muy arriba con “Blue blood blues” y su corcoveante riff, sigue con un tenso momento funk (“Hussle and cuss”) y desemboca en “The difference between us”. También está "Die by the drop", pero el mejor tema es el sinuoso "I can't hear you", el más ortodoxamente blusero de todos. Sobre el final, el disco comienza a resultar un poco monótono, y yo agradecería un leve respiro de tan densa oscuridad; de todos modos y más allá de mis preferencias, uno de los discos del año.

 

 

DISCO BRAILLE JULIO 2010

POR UN PAISAJE

Eloísa López - Independiente 2009

Escribir un comentario del tercer disco (sin contar EPs) de la artista mendocina plantea un problema: sus canciones forman parte de un espectáculo integral, con una rica puesta enescena que incluye videos y danza. Se corre el riesgo, entonces, de perderse matices, acentos, ambigüedades que surjan del contrapunto de imágenes y sonidos.

Hecha esta salvedad, cabe decir que “Por un paisaje” es un disco de diez límpidas canciones pop en tonalidades menores, con letras simples y texturas en las que conviven armoniosamente programaciones, guitarras criollas, bombos legüeros, berimbaos, mellotrones. No hay temas que desentonen; en especial, sorprenden agradablemente la balada dark "Carrusel", los suaves aires folklóricos de "Chica del logo" y el bello vals "Tú y yo" (“¿En qué nos parecemos tú y yo a la nieve? / Tú en lo blanca y galana / yo en deshacerme”). Cierra el disco un ambiguo y ligeramente siniestro tema electrónico como "Más real" (“Más real que lo real / Más verdad que la verdad / Más real que lo real / Eras para mí”).

Acompañan a Eloísa López invitados como Leo García, Zeta Bosio, Tweety Gonzalez,  Guillermo Vadalá, Divina Gloria, Tilín Orozco o Andrea Álvarez.

 

PIQUENIQUE

Ed Motta - Trama 2009

El décimo disco solista del carioca, más allá de alguna que otra balada, es un disco de temas bailables, con un sofisticado y muy brasileño abordaje jazzero del pop, el funk y el soul. Sin llegar a esa cumbre que es “Manual pratico para festas, bailes e afins, Vol. 1” de 1997 y lejos de los alabados y anticomerciales “Dwitza” (2002) y “Aystelum” (2006), “Piquenique” se compone de doce agradables temas, compuestos por Motta con la colaboración de su esposa Edna Lopes en las letras, salvo en "Nefertiti" (un claro homenaje a Miles Davis) que cuenta con letra de Motta y Rita Lee.

Las mejores canciones de la placa son las de su primera mitad, donde se destacan por su contagiosa incitación al baile "Minha vida toda com você", "Mensalidade", "Pé na jaca", "Piquenique" y. en especial. la festiva "A turma da Pilantragem", cantada a medias con María Rita. Cierra correctamente la obra "Tanto faz", con unas deliciosas guitarras funkies acompañando a una atractiva melodía.

 

 

DISCO BRAILLE JUNIO 2010

ON THE ROCK

Andrés Calamaro - Warner 2010

Un típico disco de Andrés Calamaro, en lo bueno y en lo malo. En la torrencialidad compositiva maridada con la autocomplacencia en la selección de temas, que asegura un par de gemas y dos o tres pistas literalmente inefables. En una verdadera artesanía como "Todos se van", canción que justifica por sí sola el disco. En la riqueza de la paleta de estilos (rock guitarrero, ranchera mexicana, rumba con toques flamenco pop, cumbia, hip hop, balada melancólica para chicas lindas). En la variedad de invitados (Enrique Bunbury, Calle 13, Vicentico, El Langui, Jerry González, Pablo Lescano, Diego El Cigala, Niño Josele, Claudio Gabis). En la elección de covers ("Te solté la rienda" de José Alfredo Jiménez, a dúo con Bunbury) que expresan tanto los agradablemente variados gustos de Andrés como sus limitaciones como intérprete. En precisos retratos del lento e imparable derrumbe argentino de fines del siglo pasado ("El perro", un nocaut en forma de punk rock de la era Salmón). En líricas más efectistas que efectivas (la suma algebraica de montoneros y gomones de "Gomontonera" - por otra parte un muy buen rockito – y la idea de los barcos que se cruzan de "Barcos" - conmovedoras interpretaciones de El Cigala y Josele aparte). En el tremendo groove de "Insoportablemente cruel" enriquecido por la trompeta de Jerry González y bastardeado por un rapeo más vulgar que visceral. En las guitarras distorsionadas de "El pasodoble de los amigos ausentes" o "Flor de samurai" . En el pop ganchero aunque algo desabrido de "Los divinos". En una cumbia artísticamente superior a casi todas las cumbias como "Tres Marías". Finalmente, en la hermosa versión acústica de "Vasos vacíos" de Los Fabulosos Cadillacs que cierra la edición de luxe.

(Otros comentarios sobre el disco: Rolling Stone, Página/12, Il Corvino).

 

 

DISCO BRAILLE ABRIL 2010

¿DÓNDE VAS?

Skay Beilinson & Los Seguidores de la Diosa Kali - Skay / DBN 2010

Me pregunto si es justo llamar a “¿Dónde vas?” un mero disco de Skay Beilinson & Los Seguidores de la Diosa Kali , por el mismo motivo por el que me parece que llamar meramente arte de tapa o (que los dioses perdonen el vocabulario de tenderos) packaging al trabajo de Rocambole es una blasfemia: el CD viene dentro de un bello librito cuyas páginas están unidas por un cordón, que a su vez viene envuelto en un trozo de tela, que a su vez viene dentro de una caja en cuya tapa se puede apreciar un reloj de arena en relieve, y si se hace correr la arena del modo adecuado (¡porque es un reloj de arena con arena de verdad!) se podrá ver debajo de uno de los dos bulbos del reloj la cara de un hombre… atrapado en el tiempo. “¿Dónde vas?” es un objeto artístico multidisciplinario, destinado a impactar desde el aspecto visual (e incluso táctil) tanto como desde el auditivo. Y en este último sentido, cabe decir que el cuarto disco de Skay desde la separación de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota me parece el mejor de todos, el que revela una paleta musical más amplia, el mejor interpretado y el más parejo desde el punto de vista de las composiciones que lo integran.

La lista de temas arranca brillantemente con los motivos árabes de "La luna en Fez", que cuenta con la participación del gaitero Sebastián Fentanes y Gastón Lamas del grupo de música celta Xeito Novo. Además del ritmo marcial a la "London calling" de The Clash de " En el camino" (“yo prefiero desafiar al destino y recorrer / los caminos de la libertad”) la placa contiene canciones de clásico perfil ricotero ("Aves migratorias", "El viaje de Mary" y "Lejos de casa"), un rockito a la New Wave de letra ominosa, con vuelta de tuerca al final ("Territorio caníbal"), la claustrofóbica "La rueda de las vanidades", el notable blues "Tarde de lluvia" (hijo remoto del "Avellaneda blues" de Manal), un excelente rock con un riff bien hendrixiano como "Suelo chamán", una canción acústica que al promediar deviene en furioso y liberador rock and roll ("La pared rojo lacre") y, para finalizar, un rock ablusado de guitarras filosas ("Aplausos en el Cosmos") cuya letra (lacónica como todas las del disco) retrata la ambigüedad de la naturaleza humana y saluda el indómito inconformismo de sus mejores almas.

 

AMAPOLA DEL 66

Divididos - La Calandria 2010

Tras ocho años sin editar nuevos discos de estudio, en este 2010 volvió Divididos, y no sólo volvió Divididos, sino que volvió el Divididos de siempre, porque “Amapola del 66” renuncia a ser un punto de quiebre con el rico ayer y se ríe victoriosamente del peligro del agotamiento creativo. Hay en la nueva obra unos pocos cambios de énfasis, como ciertas alusiones a la búsqueda de un modo de vida más auténtico y natural y menos alienante (retomando una poética muy cara al rock argentino de fines de los ’60 y comienzos de los ‘70), un mayor acento en estructuras rítmicas cambiantes dentro de la misma canción y un cuidado mayor en el sonido (resultante de disponer ahora de un estudio propio y de poder tomarse todo el tiempo que requiera una canción hasta quedar perfecta).

Así que ya sabemos que, en lo musical, habrá rock y blues a-la-power-trio, funks rockeados, canciones con aires bluseros, incursiones en el folklore argentino, alguna balada de guitarra y voz, melodías límpidas, ejecuciones instrumentales restallantes; en lo letrístico, una poética surrealista que juega con el argot popular porteño y con el del mundillo del rock de este lado del Plata. Éste es el marco para canciones como "Hombre en U", "Buscando un ángel", "Mantecoso" o "Perro funk", que nos recuerdan que estamos hablando de un disco de La Aplanadora del Rock; para "Amapola del 66", que alude al naciente rock argentino de 1966 y termina al galope de un 6x8 para anunciar una versión ortodoxa de la chacarera "La flor azul" (uno de cuyos autores es el padre de Diego Arnedo); para "Senderos", que tendrá a Ricardo Mollo avisando que “el monte da sin pedir / el monstruo pide sin dar” y que “vengo de ayer, no soy ayer”; para "Jujuy", que arrancará con un aire de música andina con toques psicodélicos y devendrá en un rock ablusado, que recuerda tristemente que “los antiguos ya no están”; para "Avanzando retroceden", que tendrá a Arnedo en guitarra y voz, en una interpretación intimista; finalmente, para el blues "Todos", una canción dedicada a las víctimas de una tragedia vial que, por suerte, trasciende la angustiosa anécdota y tiene valor artístico por sí misma.

 

PLASTIC BEACH

Gorillaz - Virgin 2010

Hace unos años se descubrió, en medio del Océano Pacífico, una mancha de basura flotante del tamaño aproximado de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos juntas. El (¿ex?) Blur y (¿ex?) The Good The Bad And The Queen Damon Albarn y el artista Jaimie Hewlett, los cerebros detrás de Gorillaz, retomaron la idea e imaginaron un futuro en el que los desperdicios oceánicos se consolidarían lo suficiente como para formar una isla de pesadilla, en la cual se establecería un estudio… en el que Gorillaz concibe y graba un nuevo disco. Esta sarcástica historia con tintes ecologistas se desarrolla en un ciclo de canciones, una serie de textos e ilustraciones en el cuadernillo que acompaña al CD, algunos videoclips y un sitio de Internet: si hay algo que el proyecto no carece, es ambición.

Este rico marco conceptual y visual se expresa, en lo musical y lírico, en una serie de canciones que requieren escuchas repetidas: por un lado, el disco no contiene ningún hit; por otro, y en una primera aproximación, algunos temas parecen sonar demasiado a electropop para celulares de nula fidelidad, cuando no a hip hop para preadolescentes. En un segundo nivel de escucha, uno ya percibe detalles como los sonidos del Líbano en "White flag", o las participaciones de glorias como Lou Reed, De La Soul y los ex Clash Mick Jones y Paul Simonon. En un tercer nivel, la ironía y las preocupaciones ambientales de Albarn ya aparecen en todo su esplendor: es así que el ultracomercial hip hop "Superfast jellyfish" se revela como un falso jingle de un alimento a base de ¡medusas! cosechadas en una era en la cual los mares están… saturados de radiactividad. El corte de difusión "Stylo" es una relectura del funk de los ’70 que ¡carece de estribillo! y que cuenta con una brillante participación del veterano Bobby Womack. Temas como "Rhinestone eyes" aportan lo suyo, pero las mejores canciones del disco son, a mi juicio, baladas pop con el sello de Albarn como "Empire ants", "Broken" y, sobre todo, "On Melancholy Hill", una bella y brumosa canción en la muy británica senda de artesanos de la canción agridulce como Nick Drake, Scott Walker, John Martyn o Ray Davies.

 

 

DISCO BRAILLE VERANO 2010

Hasta hace unos años, parecía que los supergrupos eran cosa de un pasado remoto (Blind Faith, los episódicos Dirty Mac y Plastic Ono Band, Crosby Stills Nash & Young, Traveling Wilburys) pero la pasada década vio un retorno de la receta de combinar nombres consagrados en un proyecto nuevo (Audioslave, Velvet Revolver, The Good The Bad & The Queen, The Dead Weather). El año pasado se sumó Them Crooked Vultures, un trío integrado por nada menos que el guitarrista y vocalista Josh Homme (Queens of the Stone Age), el baterista Dave Grohl (Nirvana, Foo Fighters) y el exquisito multiinstrumentista John Paul Jones (Led Zeppelin). El resultado es un festival de riffs épicos y algunas zapadas incandescentes montadas sobre canciones de melodías atractivas, más algún ocasional toque psicodélico.

El disco no pretende inventar nada, ni superar a las (insuperables) bandas previas de cada uno, pero parece afirmar a cada compás y con mucha autoridad “el rock es esto”, en especial en la imbatible y maciza dupla de topadoras sonoras que conforman “Elephants” y “Scumbag blues”. Homme se luce en la guitarra y canta muy bien (con un registro tan similar al de Jack Bruce que hace que el segundo de los temas citados recuerde a Cream), Grohl parece capaz de demoler a palazos la Muralla China y Jones es pura sabiduría: el miembro silencioso de Zeppelin era el cerebro de los arreglos más originales de la legendaria banda, y aquí se divierte aportando aires marroquíes, reminiscencias melódicas zeppelinianas (el estribillo de “Elephants” evoca al de la inconmensurable “Kashmir”), mandolinas, clavicordios, pianos, guitarras slide. Gran disco de rock puro y duro, ideal para arrancar un día laboral sin sentir que vivir está groseramente sobrevaluado.

Cuando la mejor época de Led Zeppelin comenzaba a pasar, a mediados de los ’70, las bandas de rock and roll argentinas se limitaban a los eternos Vox Dei, Pappo’s Blues, su breve y digno sucesor Aeroblus… y Polifemo, integrada por David Lebón en guitarra y voz, Rinaldo Rafanelli en bajo y voz y Juan Rodríguez en batería, a quienes se sumó Ciro Fogliatta en teclados para la época de la grabación del primer disco. El grupo irrumpió por todo lo alto con unos elementales pero fabulosos rockitos de Lebón (“Suéltate rock and roll”, “Oye Dios qué me has dado”) y Rafanelli (“Vamos tranquilos”) y una maravillosa balada mística bien leboniana (“Tema de los devotos”); para el segundo disco, Polifemo se volcó más al rock sinfónico y perdió frescura sin ganar densidad.

Párrafo aparte para, digamos, cierta persistente tentación por la “cita musical encubierta”: el estribillo de “Tu forma real” le debe algunos compases al estribillo de “Stairway to heaven" de Zeppelin, “El sueño terminó” recuerda mucho a Deep Purple, y el comienzo de “Flotando” (por otra parte un gran tema) es muy similar al de “Casas de arañas”, del gran debut discográfico del propio Lebón.

Y hablando del Ruso, en 2009 editó una placa nueva, “Dèja Vu”, un digno trabajo de una verdadera leyenda. David Lebón, que no es un gran letrista (frases como “cada vez que siento tu amor / sé que estaré en tu corazón” no invitan a abrir con entusiasmo el sobre interno del CD para buscar las letras) se supo rodear de gente como Hilda Lizarazu o Julio Presas para algunas composiciones, y es así que la bella melodía de “En mi vida” encuentra versos que la elevan a gran canción ("quiero aprender a escribir esta canción / sin pretender enseñar / Quiero ser como un color / ver junto a otros y dar sin esperar / Ya reconozco mi voz"). El sonido es muy bueno, con toques clásicos (órganos Hammond, guitarras acústicas, pedal steel, banjos); se destacan los tonos bluseros de “Buenos Aires blues” y “No quiero encerrarme” (donde Lebón se permite confesar que “un blues de nuevo / me hizo recordar quién soy”). Cierra la placa un ajuste de cuentas con la historia: una buena versión de “Viernes 3 AM”, himno de Serú Girán que en su ejecución en vivo prescindía de la voz y la guitarra del Ruso, limitado a tocar tumbadoras.

Y hablando de discos solistas y de viejos héroes del rock argentino, para el final dejamos a una obra que fue editada desaprensivamente por RCA con diversos nombres a lo largo de las décadas, ya fuere “Spinettalandia y sus amigos” como “La búsqueda de la estrella” y hasta “Almendra”. Se llame como se llame, es la primera placa solista de Luis Alberto Spinetta, grabada en 1971, apenas disuelto Almendra y antes de un accidentado viaje por Brasil, Estados Unidos y Europa junto a una novia francesa y otra vietnamita (!) y de la formación, al regreso de ese viaje, de nada menos que Pescado Rabioso.

La placa fue grabada a las apuradas (30 horas) al efecto de terminar el contrato con la empresa grabadora: el carácter anticomercial del mismo es una atención de Luis para con una compañía a la que detestaba. Contiene dos temas que en realidad son de Pappo, “Castillo de piedra” (el “Hay tiempo para elegir” de “Pappo’s Blues II”) y el potente “Era de tontos”, además de algún chiste musical (“Lulú toma el taxi”), canciones de folk hippón (“Vamos al bosque nena”, "Descalza camina", “Ni cuenta te das”) y una bellísima balada de piano, “La búsqueda de la estrella”, cuyo lirismo y brillo melódico anticipan “Artaud”, desgranando al pasar uno de los epigramas más sabios de la historia del rock argentino (“después de todo tú eres la única muralla / si no te saltas nunca darás un solo paso”). Participan Pappo y Miguel Abuelo en guitarras y voces y Pomo en batería.

 

DISCO BRAILLE SETIEMBRE 2009

FUERZA NATURAL
Gustavo Cerati - Sony Music 2009
"Fuerza natural" no es un disco que impacta inmediatamente, y al momento de escribir estas mismísimas palabras no dispongo de una explicación: tal vez se deba, arriesgo, a la inevitable comparación con un predecesor de la calidad y el empuje rockero de "Ahí vamos", o a unos estribillos voluntariamente etéreos, o a que las letras son tan cool que cuesta conectarse emocionalmente con ellas, o a que las mejores canciones del disco se encuentran promediando la placa, o a que es una obra en la que campea un folk psicodélico al que la compresión típica del (hoy omnipresente) formato mp3 no le hace justicia.
Más allá de esta observación, el disco tiene grandes momentos como "Cactus", una hermosa zamba con un toque psicodélico y que invoca tácitamente el nombre de Spinetta, o las lisérgicas baladas "Convoy" y la pista oculta "# (Numeral)", o la cadenciosa "He visto a Lucy".
Se destacan también "Tracción a sangre" y la pista inicial "Fuerza natural" (ambas bellas canciones acústicas) y, entre los temas más gancheros, tanto "Rapto" como "Naturaleza muerta" y "Dominó". Extrañamente, las tres suenan mejor logradas que el corte de difusión "Dèja Vu" (por cierto, la canción más Soda Stereo del disco).

 

 

DISCO BRAILLE MARZO 2009

TOGETHER THROUGH LIFE
Bob Dylan - Columbia 2009
¿Y si el rock se terminó? La banda de sonido de la adolescencia de hoy en día parece estar formada por éxitos de la cumbia o el reggaetón: el rock está empezando a ser, como el tango en los '60, la música de los hermanos mayores o de (¡horror!) los padres. (El rock argentino ya lleva más de 40 años, más o menos la misma distancia cronológica que va del primer tango canción - "Mi noche triste", de 1917 - a "Afiches", de 1956. Da que pensar). Quién sabe: a lo mejor, para el rock, el futuro es cosa del pasado nomás, como ha dicho alguna vez Bob Dylan.
Debe ser por eso que su "Together through life", de no ser por el refrescante aporte del acordeón de David Hidalgo, no desentonaría demasiado como parte del catálogo de los legendarios sellos Sun o Chess (de hecho, uno de los temas, "My wife's home town", es una reescritura de un blues del repertorio de Muddy Waters). Algo parecido sucede con la voz de Dylan, que cuando joven sonaba ajada a propósito, como intentando que se pareciera a la de los grandes bluseros de los '50: el Dylan maduro de 2009 tiene la voz que al Dylan adolescente de 1959 le hubiera agradado tener.
Las letras, coescritas con Robert Hunter (colaborador de los Grateful Dead) giran alrededor del amor y de las mujeres, y están por debajo de lo que podría esperarse del hombre que hizo que los versos pueriles dejaran de ser un acompañamiento aceptable para un rock. Los mejores momentos de la placa son las bellas baladas tex-mex "This dream of you" y "I feel a change comin' on", la rumba inicial "Beyond here lies nothing" y el blues "Life is hard". Sin haber dado un paso en falso (a esta altura de su carrera, algo imposible) este disco de Bob Dylan deja con ganas de ir a buscar el futuro a su inagotable y casi vertiginoso pasado.

 

NO LINE ON THE HORIZON
U2 - Universal / Island 2009
¿Qué se le pide a un disco nuevo de una banda ya clásica, que lleva 30 años de carrera? ¿Reinventarse continuamente? ¿Ser siempre igual a sí misma? Me parecen cuestiones secundarias: con el paso de unos pocos años, el carácter innovador de un disco se vuelve imperceptible; con el paso de unos pocos años, los nuevos temas iguales a los viejos se oyen como covers de segunda, y los viejos temas iguales a los nuevos comienzan a sonar gastados. ¿Sostener el nivel de sus mejores momentos? Imposible: convertiría a los más grandes en paradójicas víctimas de su propia grandeza. ¿Envejecer con dignidad, entonces? Bien, en ese sentido, el último disco de U2 aprueba con creces.
"No line on the horizon" no reinventa a la banda, no repite los viejos trucos, no es "The Joshua tree" ni "Achtung baby", pero en dos o tres momentos se ríe del tiempo y la fama y las miradas cínicas y vuelve a poner la piel de gallina: sea en la dylaniana balada "Cedars of Lebanon" que cierra el disco, sea especialmente en esos tremendos siete minutos de "Moment of surrender", en que U2 juega a ser una banda de gospel y The Edge juega a ser David Gilmour y Brian Eno juega a sepultar un típico estribillo ganchero de Bono bajo capas y capas de sonido, dándole al tema una carga dramática del todo acorde con la letra. El resto de la placa es un delicado trabajo de texturas de un U2 de siete miembros (los cuatro originales más los productores - amigos de la casa Daniel Lanois, Steve Lillywhite y el citado Eno) que por momentos pareciera eludir voluntariamente toda oportunidad de impactar al oyente en la primera escucha: "Magnificent" y el tema que da nombre a la obra son buenos midtempo de una banda especialista en midtempos, y "Get on your boots" y "Stand-up comedy" aportan la adrenalina rockera imprescindible.

 

DISCO BRAILLE VERANO 2009: EXTRAÑANDO A SODA STEREO

Comencé el 2009 viendo los dos DVDs del regreso de Soda Stereo en 2007, "Me verás volver", editados a mitad del 2008. Por Dios ¡cómo se extraña una banda así hoy! ¡Qué afortunados éramos en los '80 y '90 de tener un grupo de esta solidez y no nos dábamos cuenta! (De hecho teníamos bastante más de uno, sin contar solistas: Virus, Sumo, Los Redonditos de Ricota, Divididos, Los Rodríguez. Bueno, abuelo, basta de llorar, ya fue suficiente). Temas como "Juegos de seducción", "Signos", "En la ciudad de la furia", "Corazón delator", "Un millón de años luz", "Fue", o el casi inédito, olvidado y hermosísimo vals sónico "Zona de promesas" no son solamente armonía, melodía, ritmo, instrumentación, letra: esas canciones son más que la suma de sus partes. Establecen una conexión emocional inmediata: tienen alma.

Por la mitad del primer DVD se me dio por recordar las críticas que antaño recibió la banda, básicamente por parte de ricoteros intolerantes, y pensar que eran puras pavadas. ¿"Texturas" no es un rock and roll del carajo? ¿"En el séptimo día" no es un rock and roll del carajo? ¿Cuántas bandas conocen (no sólo argentinas) cuya evolución conceptual, lírica y musical los haya llevado de "Tele-ka" o "Te hacen falta vitaminas" a "Disco eterno" o "Ella uso mi cabeza como un revólver"? (Por cierto, este último temazo es la omisión más imperdonable del DVD). ¿Cuántas bandas conocen cuya ambición las lleve a abrirse a influencias tan variadas y calificadas como los Beatles, David Bowie, The Police, XTC, The Cure, Talking Heads, U2, Ride, My Bloody Valentine, Catherine Wheel, Pescado Rabioso? En fin.

Un párrafo final para señalar que Gustavo Cerati es habitualmente reverenciado como compositor, como cantante y hasta como sex symbol, pero se destaca poco su riqueza de recursos como guitarrista: algo parecido a lo que pasa con su admirado Spinetta. Por riqueza entiendo poder vestir una canción con algo más que rasgueos de los diez / doce acordes elementales, riffs pentatónicos de dos cuerdas y solos automáticos en una o dos escalas. No estoy diciendo que haya inventado la guitarra eléctrica rockera: Cerati ha escuchado muy bien a gente como Nile Rodgers, Andy Summers, la dupla Tom Verlaine - Richard Lloyd de Television, The Edge y Robert Fripp, ha asimilado sus técnicas y les ha dado un color personal. Otra vez ¿cuántos casos así conocen?

En el párrafo anterior mencioné a Spinetta. Spinetta y Los Socios del Desierto (su disco doble de 1997) es uno de los puntos altos de su carrera, lo que ya es mucho decir. La formación de trío y algunos temas (el hit "Cheques", "Nasty people") hicieron pensar en su momento que se trataba de un regreso del Flaco a los días mas power y reventados de Pescado Rabioso: no es tan así. Maravillas midtempo como la conmovedora "Bosnia", "Diana", "Tony" o "Jardín de gente" moderan aquellos énfasis rockeros y redondean una placa luminosa y genuinamente spinettiana (¿quién más podría haber compuesto estas canciones, incluso aquellas que de tanto rizar el rizo parecen una broma, como "El sol y la afeitadora eléctrica"? ¿Quién más logra extraer tanta gracia y belleza de esas famosas y abstrusas ecuaciones armónicas del estilo de, digamos, FA 7+/11+/DO?). Disco ideal para servir de puerta de acceso al universo creativo de uno de los pilares de la música popular argentina contemporánea.

Hubo otro disco de un trío de Spinetta que sonó mucho en mi casa este verano: una recopilación de Invisible (banda de Luis entre noviembre de 1973 y diciembre de 1976) de la serie "Obras Cumbres". A diferencia de "Spinetta y Los Socios del Desierto", Invisible es más un punto de llegada que un comienzo: la complejidad de sus temas pareciera requerir algún entrenamiento previo en la música y la poética de Luis. "Lo que nos ocupa es esa abuela, la conciencia que regula el mundo", "Jugo de lúcuma" o "Encadenado al ánima" son experiencias sonoras con pocos paralelos y escasos antecedentes: muy probablemente cambien tu concepto de lo que se puede entender por "rock". También hay temas (relativamente) más accesibles como "Elementales leches" o el cada día más inmenso "Suspensión", y las canciones del último disco del grupo, "El jardín de los presentes", muestran un acercamiento al tango y a Piazzolla que culmina en "Los libros de la buena memoria", una de las cumbres de Spinetta y del rock argentino todo.

Pero no sólo de discos viejos se trató mi verano. Me hice tiempo para escuchar al "Nada se pierde" de Andrés Calamaro, un conjunto de nuevas grabaciones encontradas que El Artista Antes Conocido Como El Salmón regaló a la revista española Efe Eme para su décimo aniversario y que se puede bajar aquí

Si en un disco debe haber contrastes y momentos y emociones diferentes, entonces es posible que los primeros siete temas hayan sido incluidos para darle un lugar al aburrimiento y hasta a la alarma: aparte de tres instrumentales poco memorables, pasan sin pena ni gloria una versión intimista, contenida y extrañamente opaca de "Bajan" de Spinetta y una de "Mejor no hablar de ciertas cosas" de Sumo en plan jazz funk, con algunos momentos autoparódicos (¡ay Andrés, esos ecos!). ¿Las versiones de "Los mareados" y "Jugar con fuego"? Dos demostraciones adicionales (por si aún hiciera falta) de que Calamaro, como intérprete de tango, es una de las más grandes figuras de la historia del rock en español.

A partir del octavo tema llega lo mejor: un lindo cover de "Una noche sin ti" de los españoles Burning, una muy buena y sentida versión de "Pato trabaja en una carnicería" de Moris, otra grabación de "Días distintos" (de "El Salmón") con aires de cumbia, una fumadísima "Slave driver" de Bob Marley y, sobre todo, una sublime versión folk del éxito de Elvis "I can't help falling in love". No sólo es lo mejor del disco: por sí sola justifica bajárselo.

Por último, otra placa de edición reciente, "Tonight Franz Ferdinand" de Franz Ferdinand. Los escoceses bajan un cambio los tempos de sus urgentes dos discos anteriores y apuestan a algunas pocas innovaciones en el sonido (un interesante uso del eco y de viejos sintetizadores ¡rusos!) pero, por lo demás, van a lo seguro: canciones gancheras, un acompañamiento de guitarras brillante, una voz carismática como la de Alex Kapranos y una base disco realmente excelente. Claro, las canciones carecen de profundidad emocional o intelectual, pero los grooves son tan perfectos que casi nadie se da cuenta: está demasiado ocupado siguiendo el ritmo con el piecito. 

Para destacar: la gloriosa "No you girls", más funky que rockera y nacida para hit; "Send him away", con una estructura polirrítmica compleja y cambiante (que por momentos suena involuntariamente a ¡tarantela!); las ultragancheras "Ulysses" y "What she came for", con un final que invita a la dama y al caballero a acompañar haciendo pogo; "Can't stop feeling"; y algunos momentos de la larga y por momentos psicodélica "Lucid dreams". 

 

DISCO BRAILLE - SETIEMBRE 2008

I'M NOT THERE
Varios Artistas - Columbia 2007

"I'm not there" no es exactamente la banda de sonido de la película del mismo nombre de Todd Hayes, ni comparte con ella la absoluta originalidad de su enfoque del fenómeno Bob Dylan, pero es una obra muy disfrutable, y no sería una mala puerta de acceso al universo de uno de los pocos (poquísimos) artistas absolutamente imprescindibles de la historia del rock.
Los cerebros de la idea, el director Haynes y los supervisores musicales Randall Poster y Jim Dunbar, decidieron alternar gemas perdidas con himnos de estadio, rockeros con cantantes country o folk, leyendas con nombres en pleno crecimiento, una banda de apoyo para canciones folk o tex-mex (unos notables Calexico) con otra para temas más urgentes (The Million Dollar Bashers, con Tom Verlaine, Lee Ranaldo, Nels Cline, Smokey Hormel, Tony Garnier, John Medeski y Steve Shelley). El resultado es inevitablemente desparejo (¡y eso que ni nos metemos con la elección de los temas!) pero ¿qué músico profesional podría estropear canciones indestructibles como "All along the watchtower" (The Million Dollar Bashers con Eddie Vedder en la voz), "Ballad of a thin man" (tre-men-do tema) y "Maggie's farm" (la misma banda de apoyo pero con Stephen Malkmus al frente) o "Tombstone Blues" (Richie Havens)?
Entre las perlas destacaríamos, por un lado, las dos bellísimas versiones gospel debidas al líder de los furiosos punk de X, John Doe: "Pressing on" (de "Saved") y "I dreamed I saw St. Augustine" (de "John Wesley Harding"). Por otro, a dos veteranos gloriosos que brillan con luz propia, acompañados por los Calexico: el ex Byrds Roger McGuinn con "One more cup of coffee" (de "Desire") y Willie Nelson con "Señor (Tales of yankee power)" (de "Street legal").

DISCO BRAILLE - MAYO 2008

OTRO MUNDO PERFECTO
MANTECA! JAZZ TRIO - Edición independiente 2008
El Manteca! Jazz Trío, integrado por Marcelo Camisay en bateria, César Guerberoff en teclados y Lucas De Araujo E Sá en bajo, es un grupo de jazz con fuertes influencias del soul y el funk, que grabó de forma independiente su primer trabajo y lo colgó en la red en esta dirección, de la cual pueden descargarlo en forma no sólo libre sino también gratuita. (La calidad del sonido es inusualmente buena para ser un formato mp3).
La banda hace temas propios ("Pijama party" y "Chef Guevara", dos nombres de lo más piolas, con músicas acordes) así como covers: "So what" de Miles Davis con "Fanky" de Charly García de coda, el querible "Tema del Inspector" de Henry Mancini, y un medley por momentos latinoso llamado "(Psalm) Footsprints - (Berimbau) Stolen moments", que se atreve a revisitar a John Coltrane, Wayne Shorter, Baden Powell y Oliver Nelson ¡y sale bien parado! El toque pop con que abordan el funk y el soul hace que los temas sean muy disfrutables, incluso para merodeadores esporádicos del jazz como el que escribe: si hay algo que se nota al primer compás, es que estos botijas la pasan muy bien tocando juntos, cosa menos frecuente de lo que se podría pensar... Las guitarras ausentes no se extrañan: los teclados dan la apoyatura armónica, y el bajo tiene momentos solistas muy destacados. Las bases suenan firmes y voladas a la vez. Calurosamente recomendado.

 

ACCELERATE
R.E.M. - Warner 2008
Bastan los primeros compases de la gloriosa "Living well is the best revenge" para percibir que "Accelerate" apunta mucho más alto que sus poco lucidos predecesores inmediatos. En el decimocuarto disco de estudio de R.E.M. predominan los tempos furiosos, las guitarras distorsionadas y un sonido bastante crudo, hijos tanto de una adrenalínica y saludable reacción de orgullo de la banda como de una profunda repulsión ante los desatinos de George W. Bush ("la naturaleza aborrece del vacío / pero ¿qué hay entre tus orejas?" canta Michael Stipe en "Man-sized wreath", otro punto alto).
En el mismo registro rítmicamente agresivo de los dos temas citados, merecen destacarse la angustia adolescente del primer corte de difusión, "Supernatural superserious", ese canto desesperado que es "Accelerate" y las furiosas "Horse to water" y "I'm gonna DJ". "Houston" y "Until the day is done" cubren la cuota de baladas folk en tonalidades menores, "Mr. Richards" es un más que agradable momento pop, y la ablusada y épica "Sing for the submarine" se perfila como himno para encendedores. Lo mejor de una gran banda en bastante tiempo.
(Si hacés clic en los nombres de las canciones, vas a poder ver y escuchar una versión del tema en cuestión vía YouTube. Éstas son notas - servicio, fiera...).

DISCO BRAILLE - ABRIL 2008

AEROBLUS
Aeroblus - Phonogram 1977

Pappo y Alejandro Medina habían tocado juntos en infinidad de ocasiones durante la década del '70 (con La Pesada y con Pappo's Blues) pero nunca habían armado un grupo juntos. Estando en San Pablo, adonde se había refugiado de la intolerable Argentina de entonces, Medina se asoció con un baterista local, Junior Castello (también conocido de Billy Bond y luego integrante de la poderosa formación brasileña Patrulha Do Espaço) y llamó a Pappo para armar un fugaz power trío que pasó injustamente desapercibido. Mitad porque el rock argentino, a mitad de los '70, se inclinaba hacia el rock sinfónico (Crucis, La Máquina de Hacer Pájaros), el folk (León Gieco, Soluna, Los Desconocidos de Siempre) o el jazz-rock (Banda Spinetta, Raúl Porchetto); mitad porque, en esos años feroces, ya era toda una hazaña llegar vivos al día siguiente. No había mucho espacio para rockear.
Hablábamos de rockear. ¡Y cómo! El sonido de Aeroblus va un paso más allá de Pappo's Blues y La Pesada en la senda del rock pesado: basta con dejar que el inaugural "Vamos a buscar la luz" truene en los parlantes para entenderlo. Se suceden rocks que no dan respiro ("Tema solísimo" cantado por Medina, con su solvencia habitual, o el tremendo instrumental "Sofisticuatro") junto a otros con ligeros toques funkies ("Árboles difusores") y temas ablusados, como el glorioso "Nada estoy sabiendo", joyita oculta del rock argentino de la época.
La base rítmica es impecable, y Pappo es Pappo. No será tan redondo como "Pappo's Blues III" (no tiene tantas composiciones memorables) pero es un disco útil para entender de dónde salió La Renga. O cómo Chizzo soñaba sonar cuando todavía no lo conocía nadie.

CONTENIDOS
Riff - Tonodisc 1982

El tercer disco de Riff tras la dupla de 1981 ("Ruedas de metal" y "Macadam 3...2.1.0"), sigue la senda de un rock and roll con mucha testosterona, al estilo AC/DC. Pappo, Vitico, Michel Peyronel y Boff Serafine le habían puesto una marcha más al rock argentino de la época, pero hasta "Contenidos" no habían logrado una obra tan pareja y acabada. Hay dos temas que se destacan sobre el resto y que elevan al grupo sobre sus congéneres metálicos: uno es "Susy Cadillac", que sirve de recordatorio de la época en la que el rock que hoy llamaríamos barrial ignoraba totalmente al fútbol y prefería los autos... y los gatos. El otro es la fantasía posapocalíptica, a la Mad Max, de "Pantalla del mundo nuevo", en una versión con guitarra slide que es muy buena, pero que está condenada a permanecer a la sombra de la increíble toma que Pappo y sus muchachos registraron en vivo para el IV B. A. Rock.
El resto de las canciones acompaña sin desentonar, especialmente "Héroes del asfalto" y la poderosa "Maquinación". Usando una frase que bien podría haber inventado el Indio Solari, diremos: rock para las vísceras. No más, pero no menos. Y vaya que no es poco.

Más discos aquí.

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