EL TESORO DE LÁZARO

Un nuevo, preclaro y fundado análisis del columnista político más agudo del Barrio San José de Mar del Plata, Jorge A. Symns. Exclusivo, para el Portal CINE BRAILLE.

Sabrás, Cuñado, de los recientes afanes peripatéticos, o tal vez sólo patéticos, del nanofiscal Guillermo Marijuán. El Tyrion Lannister de Comodoro Py. El Rey de los Exhortos, si se me permite la cita a los inolvidables Alberto Olmedo y Hugo Sofovich. Marijuán y su reboot de El Rey de la Patagonia, la película dentro de La Película del Rey, aquel filme de los ochentas de Carlos Sorín. Un reboot con retroexcavadoras en vez de lanzas mapuches. Con bolsos de dinero enterrados en vez de un casi igual de fantástico reino patagónico. Y con TN en vez de Sorín. La búsqueda del tesoro enterrado de Lázaro Báez. Que dio Error 404. Una película tan aburrida que parecía candidata a un premio en el BAFICI. Y tan larga que parecía de Peter Jackson, el Director Tántrico. El Salieri de René Lavand. El de "no se puede hacer más lento". ¿Acaso se le escabulló el quelonio al osado Indiana Jones de outlet?

El miércoles pasado, Cuñado, halagaba mi sentido del gusto en cierto justamente renombrado local de comida oriental. China. Coreana. Japonesa. Uruguaya. En Recoleta, a pasos de la Embajada de Fenicia. En encuentros que fueran bautizados como las peñas de la agrupación La Luigi Bosca. Menemismo recalentado en el microondas. Discurríamos acerca de los primeros meses de gobierno de Los Mácridas. Los Hijos De. Vividos como la Restauración del Antiguo Régimen. Tanto que Macri invitó a la Casa Rosada a Mirtha Legrand. Quien, es fama, almorzó una vez con Luis XVI y María Antonieta. Siendo muy niña, claro. La Legrand, no María Antonieta, Cuñado. Discurríamos, y en un momento pasé al excusado. Y allí me encontré a la Garganta. Hombre no feo. Digamos más bien que es la demostración de la belleza por el absurdo. O que su cara es para el Salón de la Fama del Solecismo Facial. O que es un troll de la belleza. O mejor aún, que está fuera de la zona de confort estético hegemónica. Igual, viejo baqueano de la entrepierna femenina. Hombre cuyas conexiones con la CIA son difíciles de negar. Tanto que no encontrarán jamás a alguien que las haya negado. Y habitué del VIP del Club de los Servilletas. "No, Jorge, Marijuán no fracasó en la búsqueda", me dice. "Más bien fue demasiado exitoso".

Le exijo las explicaciones de rigor. Mientras me cuido por no derramar orina en mis Prada. El peor de los pecados que un hombre puede cometer. Orinar unos Prada, Cuñado. Y la Garganta comienza a explicarse precisamente con un meo. Con Marijuán buscando un lugar donde orinar, y un gendarme que le señala su baño realmente existente en medio de la Patagonia. Atrás de un arbusto, Cuñado. Y un mensaje que entra al smartphone del fiscal porque, justo, en el arbusto había señal. Mejor que en mi casa, Cuñado. Que si bajo las persianas, se me pierde la señal de Claro. Y a Marijuán le llega el dato. Proveniente de un miembro de la sección argentina del Grupo Bildelberg. La organización que rige al mundo, valientemente denunciada tiempo atrás por Alejandro Fantino. Un conductor que, Cuñado, haría bien en entrar en la página de AliBaba. Para encargar unas neuronas. Conductor que parece desempeñar su labor en cumplimiento de alguna probation.

El mensaje de marras, siempre quise escribir "de marras", Cuñado, el mensaje de marras advertía. No continuar. Porque Marijuán estaba parado sobre uno de los grandes secretos del mundo. Mucho más importante, Cuñado, que la afición del kirchnerismo por la marroquinería. De calidad. Productos. Hijos de la. Excelencia. De. Nuestros. Artesanos. Y de nuestras vacas. Valijas y más valijas. Más importante que Macri y su menemismo herbívoro. Incluso más importante que el Papa Bergoglio y su catolicismo Sith. Hablo de la entrada a la secreta capital del mundo. O de una de ellas, ya que hay varias. La entrada de la Patagonia. La Ciudad de los Césares que buscaron los conquistadores. La que encontraron fugitivos alemanes en 1945. La entrada al Centro de la Tierra. Donde los reptilianos rigen al mundo. Y le alquilan un chalecito a Néstor. Y a Hugo. Mientras esperan el Meet & Greet con La Parca. El de verdad. No la ceremonia Sprayette organizada por Fuerza Bruta.

Lo negarán, Cuñado. Lo negarán tantos pelotudos con vista al mar. Tantos titanes del pensamiento, tantos genios a pedal. Razón de más para darlo por cierto. Los boludos son como los mejillones, se cocinan en su propio jugo. Pronto, en el Portal, todos los detalles. Y aún más.

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